Este domingo hubo pastel y velitas para Carmen Edith Ramos Bravo, directora de Cultura Originaria, Popular y Urbana en la Secretaría de Cultura de Hidalgo. La celebración no pasó desapercibida en el círculo institucional, sobre todo porque la secretaria Neyda Naranjo no dudó en dedicarle una efusiva felicitación pública a su colaboradora… y amiga.

Pero más allá del apapacho, la pregunta que ronda en pasillos de la misma Secretaría es: ¿quién es en realidad Ramos Bravo y por qué está a cargo de temas culturales en comunidades y barrios? Porque, hasta donde se sabe, su formación es como cirujano dentista y su experiencia más reciente en el gobierno fue como jefa de normatividad en la Secretaría del Bienestar.

Nada relacionado con la gestión cultural ni con procesos comunitarios… a menos, claro, que consideremos como mérito suficiente su faceta como “diseñadora de alta costura”. Y no cualquier diseñadora: en la escena política se le reconoce —con toda seriedad— como la costurera de cabecera de la senadora Simey Olvera. Sí, así como se lee.

Al parecer, en algunos espacios del servicio público basta con tener buena mano para el bordado político. Cultura, cultura… pero de lealtades.