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García Luna y el Chapo comparten cárcel en EE.UU.: la historia detrás del encierro en ADX Florence

García Luna y “el Chapo” están presos en ADX Florence. Así es la cárcel más segura de EE.UU. y su vínculo en el narco mexicano.

Staff Reporte Agora

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Interior de la prisión ADX Florence, donde están recluidos Genaro García Luna y Joaquín “el Chapo” Guzmán

Celdas individuales de la cárcel ADX Florence, caracterizadas por aislamiento extremo y vigilancia permanente.

Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad Pública durante el gobierno de Felipe Calderón, fue trasladado a la prisión ADX Florence, en Colorado, Estados Unidos. En ese mismo penal de máxima seguridad ya cumple condena Joaquín “el Chapo” Guzmán, exlíder del Cártel de Sinaloa.

Ambos fueron acusados de colaborar dentro de estructuras criminales. Hoy, comparten no solo antecedentes judiciales, sino la misma instalación penitenciaria, conocida por su régimen de aislamiento extremo.

¿Qué es la cárcel ADX Florence?

ADX Florence fue inaugurada en 1994 y se ubica en el desierto de Colorado. Alberga a personas sentenciadas por delitos federales considerados de “riesgo extremo”, entre ellos terrorismo, narcotráfico, espionaje y asesinatos múltiples.

El penal tiene 490 celdas individuales, pero no ha alcanzado su capacidad máxima: en 2023, solo 332 estaban ocupadas. Ningún recluso ha logrado escapar desde su fundación.

Cada interno permanece en confinamiento solitario durante 23 horas al día. La única hora de esparcimiento se realiza en patios separados, sin contacto visual con otros prisioneros. Es una cárcel sin pabellones comunes ni recreación grupal.

La condena de García Luna

En octubre de 2024, Genaro García Luna fue sentenciado a 38 años y cuatro meses de prisión, además de una multa de 2 millones de dólares. El juicio en Nueva York lo halló culpable de:

  • Conspiración para el tráfico de drogas
  • Delincuencia organizada
  • Falsedad de declaraciones

García Luna ocupó altos cargos en la estructura de seguridad del país durante más de una década. Su condena marcó un precedente judicial al establecer que su relación con el Cártel de Sinaloa no fue por omisión, sino por colaboración activa y sostenida.

Calderón, sin señalamientos directos, pero con sombra política

La imagen de un exfuncionario clave del calderonismo encerrado junto al capo que supuestamente debía perseguir es interpretada por muchos como una evidencia del fracaso estructural de la estrategia de seguridad de esa administración.

Hasta el momento, el expresidente Felipe Calderón no ha sido investigado formalmente por encubrimiento o complicidad. Sin embargo, persisten cuestionamientos sobre su conocimiento de las actividades de García Luna y otros funcionarios.

La primera conexión: “El Chapo” en los 90

En junio de 1993, “El Chapo” fue capturado por primera vez. Para entonces, Genaro García Luna ya era un funcionario en ascenso dentro del aparato de inteligencia federal.

Según el narcotraficante José Luis Reyna —testimonio citado en el libro El Licenciado de J. Jesús Lemus—, líderes del Cártel de Sinaloa como Ismael “El Mayo” Zambada y Rafael Caro Quintero habrían entregado 2 millones de dólares a García Luna para garantizar condiciones favorables para Guzmán en prisión.

Los emisarios que supuestamente negociaron el acuerdo fueron Jesús “El Rey” Zambada y Dámaso López Núñez, quienes más tarde testificarían en contra de García Luna.

Las seis demandas del capo

Mientras se encontraba recluido en los separos de la Policía Federal Preventiva, Guzmán Loera habría negociado con García Luna un paquete de peticiones:

  1. Celda individual
  2. Televisión
  3. Área de protección
  4. Comunicación constante al exterior
  5. Elección de custodios
  6. Traslado inmediato a Puente Grande

Cinco de estas condiciones habrían sido cumplidas. El traslado a Puente Grande se concretó hasta noviembre de 1995.

La fuga de 2001

En enero de 2001, Guzmán escapó del penal de Puente Grande. La versión oficial apuntó a un carrito de lavandería. Sin embargo, diversas investigaciones sugieren que salió vestido con un uniforme de la Agencia Federal de Investigación (AFI), con apoyo interno.

En ese momento, García Luna era Coordinador General de Inteligencia de la Policía Federal y tenía influencia operativa sobre la corporación. Según el periodista J. Jesús Lemus, la fuga fue encubierta y mediatizada como montaje.

¿Fin de una historia compartida?

ADX Florence reúne hoy a dos figuras centrales del narcoestado mexicano. Uno, exfuncionario federal con acceso al sistema de inteligencia nacional. Otro, líder de una de las organizaciones criminales más poderosas del continente.

Su coincidencia en esa prisión no es anecdótica. Es el símbolo de una etapa de la política de seguridad mexicana marcada por la simulación, la protección institucional y la impunidad operativa.

La pregunta pendiente no está en Colorado, sino en México: ¿quiénes siguen libres?