La Procuraduría General de Justicia del Estado de Hidalgo (PGJEH) enfrenta una grave crisis institucional tras sufrir cinco agresiones en menos de una semana, lo que ha dejado al descubierto problemas internos y una necesidad urgente de reestructuración.

Ataque mortal en la colonia La Loma

El hecho más grave ocurrió en la colonia La Loma, Pachuca, donde dos agentes ministeriales, Vicente Monroy Ballesteros y Paulino Castañeda Aguilar, fueron brutalmente secuestrados y golpeados hasta causarles la muerte.

Los agentes acudieron al lugar para entregar una notificación relacionada con un caso de violencia familiar en una vivienda que operaba clandestinamente como santuario bajo el nombre del “Angelito Negro 666”.

Este trágico episodio generó indignación y fuertes cuestionamientos sobre la seguridad y protocolos internos dentro de la Procuraduría.

Comandante separada del cargo

A raíz del ataque en Pachuca, la PGJEH tomó la decisión de retirar temporalmente del cargo a la comandante adscrita al grupo de investigación del Centro de Justicia para Mujeres, con el objetivo de evitar interferencias y permitir una investigación transparente y exhaustiva.

Familiares de las víctimas han exigido públicamente que la separación sea definitiva y que se investigue a fondo cualquier responsabilidad administrativa o penal de la comandante en estos hechos.

Violencia también en Tizayuca

Tan solo días después, en Tizayuca, la violencia contra agentes ministeriales se replicó. El 11 de julio, cinco personas fueron detenidas tras atacar violentamente a un grupo de investigación que realizaba una inspección judicial en la colonia El Cid.

En este segundo ataque resultaron lesionados dos policías investigadores, una perito y un abogado particular que asesoraba en el procedimiento judicial. Las autoridades lograron asegurar dos armas tipo escopeta, utilizadas en la agresión.

Procurador anuncia acciones inmediatas

Ante esta ola de violencia, el procurador Francisco Fernández Hasbun ha prometido acciones inmediatas y una profunda reestructuración interna para evitar que estos episodios vuelvan a ocurrir.

“No vamos a permitir que esto se repita, quienes agreden a nuestros agentes enfrentarán todo el peso de la ley”, enfatizó el procurador.

La Procuraduría ahora enfrenta una crisis profunda que exige resultados contundentes y rápidos para recuperar la confianza pública, así como garantizar la seguridad de su personal.